Violencia de género: Lo que no se ve, si existe

violencia de género entre adolescentes

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Un nuevo y necesario enfoque para combatir el problema

Hasta hace poco tiempo la violencia de género era considerada un tema de pareja, del ámbito privado, de puertas para adentro.

Actualmente el enfoque ha cambiado tanto a nivel legislativo como a nivel social, pero aún nos queda mucho trabajo por delante para erradicarla.  

Autora: Carmen Ruiz Repullo

Los datos de la violencia de género entre adolescentes

Si nos centramos en la adolescencia, el problema es más complejo de detectar. A veces te preguntan: ¿cómo es posible que exista violencia de género en las edades más jóvenes?

Casi nunca, por no decir nunca, te preguntan lo realmente trascendente: ¿cómo es posible que siga existiendo machismo en nuestra sociedad?

Acabar con la violencia machista es imposible si no nos centramos en sus causas y la base de las mismas radica en la sociedad patriarcal en la que habitamos.

Para ser conscientes de lo que se esconde tras la violencia de género en la adolescencia, debemos conocer los datos.

Por ejemplo, en 2019, según el Ministerio del Interior, 833 chicas menores de edad habían denunciado ser víctimas de violencia de género y 247 chicos menores habían sido condenados por esta violencia.

Si tenemos en cuenta que la mayor parte de la violencia de género no se denuncia (los distintos estudios al respecto concluyen que se denuncia en torno al 20% de la violencia machista), estos datos solo representan la cúspide de un iceberg del que no vemos toda su magnitud.

¿Cómo identificar la violencia de género? La historia de Pepa y Pepe

Cuando comencé a trabajar en prevención de la violencia de género en institutos, me di cuenta enseguida que la teoría no era un vehículo idóneo para acercarnos a la adolescencia. El alumnado quería hablar, quería contar, construir sus relatos propios con su propio lenguaje.

Así, entendí que el protagonismo debía estar en ellas y ellos, en sus experiencias. Y a través de la escucha me mostraron todo el proceso de la violencia de género, algo esencial para poder detectarla.

Años más tarde, en 2014, tuve la oportunidad de realizar una investigación para el Instituto Andaluz de la Mujer “Voces tras los datos, una mirada cualitativa a la violencia de género en la adolescencia”, donde entrevisté a chicas menores que habían sido víctimas de violencia de género en sus relaciones de pareja.

violencia de genero la escalera cíclica

Fuente: Ruiz-Repullo, C. (2016). Voces tras los datos. Una mirada cualitativa a la violencia de género en la adolescencia. Instituto Andaluz de la Mujer.

A través de sus relatos, se extrae el proceso que habían sufrido y que yo denominé “La escalera cíclica de la violencia de género en la adolescencia”.

Se trata de un proceso escalonado que consta de diez peldaños que representan las diferentes formas de violencia que han sufrido las adolescentes.

El comienzo es lo más perverso del proceso ya que pasa desapercibido, se ve como una muestra de “amor”: saber dónde estás, con quien estás, cuándo quedarás con él, con quién hablas. Más tarde llegará el aislamiento, el chantaje con promesas de cambio que nunca llegan, la presión e insistencia sexual como demostración amorosa, etc.

Pero claro, nos han dicho que “los celos son muestra de interés” o que “amar es sufrir”, ¿quién se imagina que todo esto es una trampa? Pero, ¿hay que estar en el último escalón para que hablemos de violencia de género?

No, el primero de ellos, el control ya supone una forma de agresión.

La historia de Pepa y Pepe contada por Carmen Ruiz

¿Qué puedo hacer yo para ayudar?

Muchas veces las familias y el profesorado te plantean qué hacer ante estos casos, cómo ayudar a las víctimas. Esto nos es fácil, pero es importante acudir a profesionales especialistas en la materia, se trata de un problema social que conlleva riesgos, y hay que evitarlos poniéndonos en las manos adecuadas.

Sin embargo, hay algunas cuestiones que podemos hacer sin ayuda profesional: no culpabilizar ni cuestionar a las víctimas, no justificar a los agresores, y por supuesto, no callarnos, no mostrarnos impasibles, actuar.

La principal salida a la violencia de género: La prevención

La principal herramienta para prevenir la violencia machista es la COEDUCACIÓN. Una educación en y para la igualdad que impregne la sociedad, no solo los centros educativos, sino las familias, los medios de comunicación, etc.

En estos años se ha avanzado mucho en este ámbito, pero queda camino pendiente. Entrar a un aula de instituto te da muchas pistas de por dónde seguir trabajando.

En concreto, una línea muy necesaria es el abordaje de nuevos modelos de masculinidad igualitarios, pero para eso necesitamos tener referentes que les sirvan y con quienes se identifiquen.

Debemos educar para que chicas y chicos crezcan libres de estereotipos de género, de camisas de fuerza construidas socialmente que les obligan a ser lo que “deben ser” y no lo que “desean ser”.

Carmen Ruiz Repullo, socióloga experta en violencia de género

Carmen Ruiz Repullo (Córdoba, 25 de enero de 1976) es especialista en violencia de género en adolescentes y jóvenes, y fue galardonada con el Premio Meridiana en 2017.

Formó parte del equipo de profesionales que diseñaron el programa Skolae, un proyecto de referencia en España que destaca por tratarse de un itinerario integral (colegio, familias, profesorado y alumnado) que dota de herramientas para educar en Igualdad.

Actualmente, Carmen es colaboradora del proyecto Segureskola, y alerta de que “el porno mainstream se ha convertido hoy en la formación sexual de la adolescencia y juventud, a falta de educación sexual en las aulas, y está normalizando la violencia extrema contra las mujeres que los jóvenes toman como modelo a imitar”.​

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Acerca de Carmen
Socióloga por la universidad de Granada

Especialista en violencia de género adolescente e igualdad.

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