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Diferencias entre la ‘educación online’ y la ‘educación en remoto’
El pasado mes de febrero tuvimos la oportunidad de escuchar a Albert Sangrá, investigador de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya). Albert es experto, entre otros, en políticas educativas y planificación estratégica de las TIC en educación, y educación, TIC y aprendizaje virtual en distintos niveles educativos.
He de decir que el título de su ponencia “La transición a la docencia online: realidad, aportes y retos para la docencia presencial”, se ha convertido a día de hoy en una especie de premonición. Reconozco que mis compañeros de ecampus de la Universidad de Deusto volvieron a dar en el clavo con este invitado.

El COVID 19 y la educación a distancia
Parece ser que el COVID 19 se ha convertido en la “excusa” perfecta para darnos cuenta de que no estamos suficientemente preparados para hacer frente “como se merece” a una situación que podría estar “a la orden del día”. Y es que la docencia online no debería ser una “excusa” sino, como a mí me gusta decir, la “razón” de una formación y una enseñanza real, al alcance de quien la vaya a vivenciar.
Ya sé que lo que estamos viviendo ahora es una excepción. Soy consciente de ello. Ahora bien, quizá nos sirva para dar una vuelta al modo en el que estamos aprendiendo y reflexionar sobre qué es y que no es educación online.
Los principios de la educación online
Siguiendo a Albert y otros expertos, me gustaría recoger en este post algunos de los principios de la educación online, que no en remoto.
La educación online es una modalidad descentralizada de enseñanza y aprendizaje:
- Cuyo medio, que no fin, es la tecnología y todas las posibilidades que esta ofrece.
- Facilita el acceso, evolución y mejora de la calidad de la educación.
- Debe proporcionar al alumnado todo lo necesario para el logro de un aprendizaje de calidad.
- Necesita de un entorno de enseñanza-aprendizaje particular.
- Se ha de basar en un modelo flexible, personalizable (centrada en el estudiante) y adaptable, interactivo y social, formal y no formal, sostenible, evaluable, que pueda innovar y que parta de las características del aprendizaje del futuro.
- Ha de partir de los principios de la educación basada en competencias, en la que los contenidos dejan de ser el elemento central del aprendizaje y son las competencias y el desempeño reflejado en los indicadores de evaluación y las actividades las que la guiarán.
- Se centra en la evaluación y feedback continuo y sistemático.
- Se verá reforzada por el uso de metodologías de aprendizaje activas, el trabajo colaborativo y en equipos multiculturales si fuera posible, así como el aprendizaje en red a través de la provisión de recursos digitales y comunicativos.
- Reconoce el rol del profesor como facilitador y asesor del aprendizaje, más que como transmisor.
- Destaca por estar respaldada por valores como la libertad, solidaridad, confianza, creatividad, apertura, colaboración, diversidad, accesibilidad y alegría.



Motivación, disfrute, autonomía …
En definitiva, que la educación online, no deja de ser educación por ser online, y debería seguir apostando por un aprendizaje donde la motivación, el disfrute, la actividad, la autonomía y las finalidades de la educación deberían seguir siendo los pilares de la misma.
Autor : Arantza Arruti