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Los secuestros de pederastas en internet como vía de contacto son más común de lo que pensamos
Alicia era una niña normal. Tenía una buena familia y hermanos que cuidaban de ella. Su vida era como la de cualquier otra niña hasta que todo cambió. Cuando Alicia tenia 13 años, fue secuestrada por un pederasta. Una persona que había conocido en Internet y con la que había quedado para verse el día de Año Nuevo.
Alicia, que vive en Estados Unidos, comenzó a utilizar el ordenador e Internet con 11 años. En el momento en el que ella tenía esa edad la concienciación sobre los peligros de Internet y todo lo que abarcaba este nuevo medio, eran desconocidos en la mayoría de hogares. Si incluso hoy en día vemos muchos padres que no prestan atención a lo que hacen sus hijos con los dispositivos electrónicos, mucho menos ocurrió con Alicia, sus padres y en general, su entorno familiar hace 12 años.
«Me escabullí por detrás del árbol de Navidad. salí para encontrarme con la persona que pensé que era un amigo. Recuerdo estar en una esquina y una vocecita, mi intuición, me decía: «Alicia, ¿qué estás haciendo? Esto es muy peligroso, tienes que volver a casa. Me di la vuelta y empecé a andar hacia la casa, pero luego escuché que me llamaban, y de pronto estaba en un auto con este hombre. Inmediatamente tuve miedo de morir».
Alicia comenzó a contactar, a través de un chat con un chico. Un chico con el que estuvo un año hablando día y noche. Él se presentó como un importante apoyo en su vida. Un joven que casualmente, estaba interesado en todos sus gustos y aficiones, le daba consejos y le hacía sentir bien.
«Era la persona a la que salí a ver el día de Año Nuevo y el que me secuestró en su auto. Agarraba mi mano con tanta fuerza que pensé que me la había roto».
No obstante cuando Alicia quiso darse cuenta, ya era demasiado tarde. Ese chico con el que llevaba hablando un año y del que no sabía nada, era en realidad Scott Tyree, un programador informático de 38 años que se hacía pasar por un chico de su edad. Esta persona secuestró a Alicia durante cuatro días y se la llevo de Pensilvania hasta Virginia, donde residía realmente.
«Finalmente, el auto paró, me sacó y me arrastró hasta su casa. Me siguió arrastrando escaleras abajo hasta el sótano, donde había una puerta con un candado y me metió dentro. Entonces me quitó la ropa, me miró y dijo: «Esto va a ser muy duro para ti. Está bien, llora». Entonces me puso una cadena de perro en el cuello y me llevó arriba a su habitación. Y me violó».
Durante esos cuatro días, Alicia estuvo atada, y fue violada y torturada en repetidas ocasiones. Al cuarto día, antes de irse a trabajar su captor le dio de comer por primera vez y la avisó de que, esa noche, saldrían a dar un paseo.
«En ese momento supe que no había nada que yo pudiera hacer. Supe que me iba a matar. Ese día también me dio de comer por primera vez en cuatro días y se fue a trabajar».
No obstante, la certeza de Alicia no se hizo realidad. Gracias a Internet (si es que puede decirse así) consiguieron localizar a Alicia a tiempo. Durante su cautiverio de cuatro días, su secuestrador y torturador emitió por Internet las imágenes de estos abusos. En ese instante, una de las personas que estaba viendo el vídeo, reconoció a Alicia como la niña que anunciaban los pósters de personas desaparecidas. De forma anónima, llamó al FBI a través de una cabina telefónica y les dió el nombre que utilizaba el abusador en estos vídeos. Con ello, el FBI pudo encontrar su dirección IP y dar con la casa.
«Fue un milagro. Esencialmente, un monstruo delató a otro. Cortaron la cadena que tenía alrededor del cuello y me ayudaron, me liberaron. Me dieron una segunda oportunidad para vivir. Estos hombres y mujeres, son mis ángeles».
Cuando la policía descubrió donde se encontraba Alicia, la sacaron de allí, y la llevaron con su familia. El pederasta que abusó de ella fue detenido. Se consideró culpable en 2003 de trasladar a una menor entre estados con un objetivo sexual y para producir imágenes explícitamente sexuales. Fue condenado a 19 años y siete meses de prisión.
Alicia por su parte, fundó The Alicia Project, una asociación con la que además de recorrer el mundo ofreciendo apoyo a víctimas y dando charlas en institutos y colegios, también lucha para que Estados Unidos apruebe una ley con mayor presupuesto para la protección federal de los menores.
«Tras mi propio periodo de recuperación, con 14 años, empecé a ir a escuelas, dando presentaciones, y compartiendo mi historia. Hoy, casi 14 años después, sigo con mi misión, compartiendo mi misión, mi historia con gente de todo el mundo, y aconsejando a las familias sobre seguridad en Internet».
Si quieres consultar la historia completa de Alicia, puedes hacerlo aquí.
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