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La situación en los colegios provocada por la pandemia
Llevo desde el 13 de marzo escuchando a madres, padres, profesores y profesoras, y ciudadanos de a pie en general hablar, debatir, discutir, quejarse, preocuparse e incluso poner el grito en el cielo sobre distintos temas muy diversos relacionados con la situación actual provocada por la pandemia, como son:
- Las dificultades que entraña la enseñanza en remoto,
- Lo importante que es que el alumnado se conecte a tiempo (aún sin tener los dispositivos para hacerlo),
- El hecho de que algunos (profesorado y alumnado) no disponen de wifi y que, si la señal llega mal y “esto se corta”,
- Que el alumnado tiene que seguir aprendiendo contenidos (igual menos que antes pero que los tiene que aprender), y que lo que no se aprenda, “ya se pasará al siguiente año”
- Que ahora es cuando tenemos que demostrar si somos competentes digitalmente hablando.
Pero, bueno, ¿qué es todo esto? …

Demandas en el ámbito de la educación
Personalmente entiendo estas “demandas”, ahora bien, cuando esto se plantea en el ámbito de la educación y formación de niños y niñas de infantil y primaria (por no “meterme” en cursos superiores), sinceramente, me parece que hay una cuestión de la que muchas veces nos olvidamos. Quizá porque a la hora de enseñar damos prioridad a otros temas.
Ah, y no me refiero a promover un aprendizaje basado en competencias en lugar de contenidos (que creo que ya viene siendo hora), o en lo que realmente significa “ser competente” desde una perspectiva digital, o en si disponemos o no de suficientes ordenadores o similares “en buen estado” en casa para que nuestros niños y niñas puedan “seguir” las clases.
La comunicación entre el profesorado y el alumnado
Me refiero al mismo proceso de enseñanza-aprendizaje y a en qué lugar queda una de los elementos más importantes del acto didáctico (sea este en remoto o no lo sea): la interacción y comunicación entre profesorado y alumnado, sin la cual, el proceso de aprendizaje pierde mucho de su sentido pedagógico.
Llevo semanas escuchando a personas muy cercanas a mí y muy creíbles, demandar no ya que el profesorado (hablo en general) mande con tiempo actividades y tareas a realizar, y que estos se aclaren sobre cómo tiene que enviar el alumnado (o sus padres-madres), las tareas una vez acabadas, sino reclamar que el profesorado SIGA CONECTADO con el alumnado, con sus emociones, sus sentimientos, sus dudas, sus pensamientos, simplemente con el niño o niña que está detrás de la pantalla o del auricular.



El propósito de la educación
Sé que muchos lo hacen, pero OJO para aquellos que consideran que para “esto no hay tiempo”, porque sí, “eso para lo que no hay tiempo” es IM-PRES-CIN-DI-BLE en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Así que, un aplauso ENORME para el profesorado que esto lo tiene muy claro y se Ocupa y PREocupa de sus niños y niñas, y un tirón de orejas para los y las que consideran que “esto puede esperar”.
Es un tirón de orejas cariñoso, pero contundente, por supuesto, porque como repetían los ponentes del Learning Leaders Summit. Hacia un verdadero cambio educativo celebrado el viernes pasado, “lo importante de todo es el propósito de la educación”, el para qué más que el qué, y porque como afirmaba Álvaro Merino, “lo importante es cuidar a las personas, para lo cual estas se tienen que sentir escuchadas”.
Escrito por: Arantza Arruti