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La Educación digital es cosa de todos y todas
Los retos que nos deja por delante el impacto de la pandemia son numerosos. La situación que estamos viviendo nos muestra tanto nuestras fortalezas como nuestras debilidades.
En cuanto al tema de cómo se ha abordado, ahora no vamos a cuestionar cómo se implementaron las herramientas y plataformas para las clases online, ni tampoco cómo se idearon y ejecutaron los procedimientos para el seguimiento del curso académico, o si el alumnado ya dispone de la educación digital necesaria para hacer un uso seguro y saludable de la tecnología.
Todos sabemos que podía haberse hecho mejor, pero teniendo en cuenta que prácticamente de un día para otro más de nueve millones y medio de estudiantes pasaron de tener clases presenciales a recibir las clases en remoto, los resultados no han estado mal del todo.
Autora: Laura San Miguel
¿Qué hemos aprendido?
En primer lugar, que el sistema educativo debe modernizarse. Primero se debe garantizar que todos los estudiantes tengan las mismas oportunidades garantizando un acceso universal a una conexión de internet de alta velocidad (artículo 81 de la LOPDGDD).
Además, se debe garantizar que el sistema educativo integre a todo el alumnado en la sociedad digital (artículo 83 punto 1 de la LOPDGDD). Esto supone que todos los estudiantes deben tener los medios para poder seguir las clases de forma digital sin que exista ningún tipo de discriminación.
Segundo, los alumnos y alumnas han estado bastante desprotegidos en cuanto a sus derechos en materia de protección de datos. Se han utilizado plataformas de videoconferencia sin ningún tipo de seguridad en las comunicaciones.
En algunas ocasiones, los alumnos y alumnas han tenido que utilizar redes abiertas para poder seguir las clases o enviar trabajos, o comunicaciones al profesorado. Otras veces, han tenido que utilizar redes sociales como WhatsApp para comunicarse con el profesorado, incluso enviar tareas y trabajos por este medio.
Tercero, el profesorado se ha visto desbordado por una digitalización drástica y sin tiempo para formarse en el uso de estas tecnologías y herramientas (artículo 83 punto 3, 4 y 5 de la LOPDGDD).
La gran mayoría también desconocen los derechos que amparan al alumnado en cuanto a protección de datos se refiere (Constitución Española (artículos 18.4 y 27), LOPDGDD, RGPD, Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor, Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, Ley 41/2002, de 14 de noviembre básica reguladora de la autonomía del paciente).
Cuarto, los centros educativos, al igual que el profesorado, han estado en una situación inédita. Por ello, la mayoría no disponía de los medios para garantizar: comunicaciones fuertes, plataformas para video-clases, medios para el teletrabajo del profesorado, sistemas de seguimiento de curso… todo ello realizado de forma segura.
Tampoco existían protocolos de actuación, por ejemplo, a la hora de hacer el envío de las tareas del alumnado, o cómo realizar los exámenes de forma no presencial. Además, ha habido muy poca sensibilidad por parte de los centros, con los derechos en materia de protección de datos, tanto del profesorado, como por supuesto del alumnado.
Quinto, los padres y madres, de repente se han convertido en los profesores de sus hijos e hijas. En muchos casos, desconocen las herramientas que tienen que usar sus hijos e hijas para seguir las clases de forma online. En la mayoría de ocasiones han sido los propios niños y niñas los que han enseñado a sus padres y madres cómo se utilizan.
En esta vorágine que se ha impuesto, lo que menos ha preocupado a los progenitores es si los derechos en materia de protección de datos de sus hijos e hijas están siendo respetados. Algo totalmente entendible, bastante estresante era la situación en sí.
Sexto, el alumnado también se ha visto totalmente arrollado por la situación. Muchos de ellos desconocen las herramientas y tecnologías que permiten el seguimiento del curso de forma online. Otros, ni siquiera disponen de los medios necesarios para poder conectarse a internet. Y hay un alumnado con necesidades educativas especiales, que se ha visto seriamente afectado ya que las dificultades a las que se enfrentan son mayores.
¿Cómo podemos hacerlo mejor?
En las Instituciones
Lo primero, crear una plataforma o usar una plataforma educativa que integre todas las herramientas de comunicación y seguimiento del curso.
Existen diferentes alternativas tanto en el software libre como propietario. A continuación vamos a ver tres de las más populares.
Moodle
Moodle es una plataforma educativa de código abierto, lo que quiere decir que puede ser utilizada y modificada sin tener que pagar a nadie por ello. Las ventajas de utilizar Moodle son por ejemplo:
- Moodle dispone de todas las herramientas necesarias para la educación online.
- Entorno seguro de trabajo. Los datos del alumnado y del profesorado están en un servidor controlado por los centros educativos.
- Podemos configurar las opciones y personalizarlo según nuestras necesidades.
- Dispone de una interfaz responsive para que pueda funcionar en múltiples dispositivos, por ejemplo un teléfono móvil.
- Fomenta el aprendizaje colaborativo a través de sus herramientas de interacción entre el alumnado como los foros.
Es verdad que en Moodle la curva de aprendizaje es mayor que en Google Classroom, sobre todo para el profesorado, ya que a veces puede ser menos intuitiva que la plataforma de Google.
Además, la configuración y el mantenimiento de la misma tiene que correr a cargo de los centros educativos o de las instituciones que las ponen al servicio de los mismos. Pero, todos los datos, archivos e información que se introducen están más seguros, ya que no hay más propietario que el centro educativo.
La solución perfecta no existe, pero por ejemplo, desde las Consejerías de Educación de las Comunidades Autónomas se podría crear una plataforma atractiva, basada en Moodle para que los centros educativos puedan utilizarla. Y desde esas mismas instituciones sería posible ofertar formación tanto al profesorado, como al alumnado incluso a los progenitores.
Me consta que estos sistemas existen en varias Comunidades Autónomas, pero debería priorizarse su uso frente a otras plataformas como Google G Suite Education o Microsoft Teams.

Microsoft Teams
Microsoft ofrece su plataforma Teams integrada dentro de Office 365 A1 de forma gratuita para los centros educativos. Posibilita que el profesorado pueda crear un aula virtual y que los y las estudiantes puedan seguir su aprendizaje. Las ventajas del sistema creado por Microsoft son:
- Integra conversaciones y videollamadas en su modo “Juntos” con un mismo fondo para todos los participantes de la conversación. De esta forma el grupo de alumnos pueden tener la sensación de que se encuentran en un mismo lugar. Además permite añadir hasta 300 participantes aunque creen que a finales de este año se podrá llegar a 1000 invitados.
- Incorpora una función llamada “Education Insights” la cual posibilita al profesorado controlar las actividades y el progreso de los/as estudiantes. Además recopila todos los datos y por tanto ofrece más flexibilidad a la hora de encontrar problemas relacionados con el aprendizaje dentro del grupo.
- Otra herramienta que incluye es “Whiteboard”. Se trata de una pizarra que podrá contener: texto, notas rápidas y además permite a los/as docentes compartir una pizarra o restringir que los/as estudiantes puedan dibujar en ella.
- Permite utilizar aplicaciones externas como Kahoot, Wooclap, Piaza, Prezi con las que puede ser interesante crear contenidos, juegos, presentaciones, etc.
En cuanto a la seguridad, sabemos que Microsoft está muy comprometida con este tema y de hecho nos consta que hace refuerzos periódicamente. Pero tampoco está exenta de ataques como este que notificó Kaspersky en octubre de 2020 y que tiene relación con una campaña de phising que fue enviada a usuarios 50000 de Office 365. Consistía en una notificación al usuario sobre un chat perdido en Microsoft Teams. Se invitaba al receptor del email, a hacer clic sobre un enlace que le conducía a una página web, supuestamente de Microsoft . En dicho sitio web se pedía introducir el nombre de usuario y contraseña para acceder al mensaje perdido. De esta forma se robaban los datos de las cuentas.
Por contra, tenemos que tener en cuenta que todo el progreso del alumnado y la plataforma se guarda en la nube de Microsoft. Por tanto, todo se guarda en los servidores Azure de Microsoft.
Si sus servidores, por algún motivo se ven atacados o existe algún problema técnico importante, nos podemos quedar, al menos por un tiempo, sin plataforma educativa y sin acceso a los datos. También es posible, que en este proceso podamos perder parte de la información que tenemos guardada en dicha plataforma, claro está, sino hemos hecho una copia de la misma en nuestro equipo.



Google G Suite Education
Google con su G Suite Education es uno de los más utilizados, desde luego debido a diferentes factores como por ejemplo:
- Curva de aprendizaje baja: la familiaridad que tenemos todos y todas con sus herramientas (Chrome, Gmail, Drive, etc), hace que la curva de aprendizaje sea muy baja tanto para el profesorado como para el alumnado;
- ChromeBooks a precio muy bajo: el bajo coste de dispositivos con sistema operativo Chrome hace que el desembolso para familias, centros educativos o instituciones sea muy bajo, comparado con otras soluciones.
- Soporte de las aplicaciones gratuito: la “gratuidad” de las diferentes aplicaciones que ponen a disposición de los centros educativos, es otra de sus ventajas. Los centros educativos no tienen que hacer pagos por utilizar las aplicaciones de Google G Suite.
- El coste de mantenimiento es cero, ya que Google se encarga de proporcionarlo y no lo cobra.
A continuación podemos ver un gráfico descriptivo del uso de los diferentes sistemas operativos en entornos educativos y de las estimaciones que se hacen para los dos últimos trimestres de 2020.



Podemos apreciar que Google OS gana el ranking, incluso crece casi un 1,5% en 2020 respecto de 2019. Seguido está Windows que mantiene su cuota de mercado y por último podemos ver cómo el uso del sistema operativo de Apple cae más de un punto porcentual.
Como siempre comentamos, cuando algo es “gratuito”, tiene “coste 0”, hay que preguntarse, ¿cómo se paga ese servicio?
La respuesta es sencilla, nosotros somos el pago, nuestros datos. Por tanto, estamos pagando estos servicios con todo lo que subimos, compartimos y enviamos a través de sus herramientas “gratuitas”.
Es cierto que Google mantiene políticas más restrictivas y supuestamente más cuidadosas con la privacidad de las aplicaciones de Google Classroom, también es cierto que ha roto sus promesas en numerosas ocasiones.
Uno de los últimos escándalos en los que se ha visto envuelto Google es la denuncia del Fiscal General de Nuevo Mexico (Estados Unidos), Hector Balderas. En esta denuncia acusa a Google de espiar a millones de niños y a sus familias tanto en Estados Unidos como en España. En concreto le acusa de recopilar datos como: saber exactamente dónde se encuentran físicamente, conocer lo que buscan en internet, las páginas web que visitan, los vídeos de Youtube que visualizan, incluso la información de sus contactos, sus grabaciones de voz, las contraseñas que guardan y otros datos sobre los comportamientos de los y las menores.
Además estos datos de perfil de los y las menores los cruzaba con los datos de otros miembros de su familia.
Google por su parte se defiende aludiendo que no es cierto. Pero de momento, ya ha aceptado pagar una multa de 170 millones de dólares, por otro proceso judicial parecido en el que también se le acusaba de espiar a millones de niños y niñas en el Estado de Nueva York.
> Ver 2ª parte del artículo Nuevos retos: La educación digital