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Hay que hablar de sexo con nuestros hijos e hijas. Si no lo hacemos, otros lo harán.
Durante mis 40 años de experiencia clínica y educativa en el área sexual, una de las conclusiones más generalizadas que he encontrado, es que la mayoría de las personas no están satisfechas con la educación sexual que han recibido de parte de sus padres-madres y del profesorado y que, añaden, no les gustaría que a sus hijos/as les pasara lo mismo.
Cuando les pregunto si hubieran deseado que alguien, de manera cariñosa, cercana, pero también explícita, les hubiera contado alguna cosa en concreto, ciertos consejos prácticos, sobre las primeras relaciones sexuales, casi todo el mundo dice que sí. Que algunos problemas se habrían evitado. Este porcentaje es del 100% en las personas que han acudido a nuestras consultas de terapia sexual.
Pues bien, hoy en el texto que sigue, les propongo a los padres y madres que, dentro de la educación sexual que realizan a diario en su casa – sí, en efecto, todos los días hacemos educación sexual sin darnos cuenta- se planteen hablar en algún momento, algún día, sobre las primeras relaciones sexuales.
¿Cuándo? Cuanto antes, siempre antes de lo que creerías recomendable, porque su natural curiosidad por lo desconocido hace que vayan siempre por delante. Hay indicadores claro que animan a hacerlo. Y permanentes referencias en los medios de comunicación sobre este tema todos los días.
¿Porque? porque con la llegada de los móviles, la edad media en la que los niños se encuentran con contenido pornográfico por primera vez, ha bajado 9 años.
¿Cuál es el riesgo? El riesgo es que una página pornográfica pueda ser el manual de instrucciones sobre sexo para un niño. Obviamente, podría llegar a conclusiones erróneas que, al aplicarlas en la vida real, le causen problemas serios. En realidad, basta con hacerles ver que la pornografía es pura fantasía, igual que los cuentos de sapos y princesas.
¿Habéis visto alguna vez a una adolescente besando a un sapo esperando que se convierta en príncipe? … Eso es porque sus padres hicieron un buen trabajo con ella. Pues lo mismo hay que conseguir con la pornografía …
Autor: José Luis García, Dr. en Psicología especialista en Sexología
Serie: Educación Sexual para Gaptain. Vol. VII Artículo: Qué deben contar padres y madres sobre la primera vez
No debe haber temas tabúes, no ayudan
Pensamos que el conocimiento siempre es un valor y que la ignorancia no tiene ninguna ventaja. Por otra parte, tal y como están las cosas en nuestra sociedad hiper sexualizada, no hay que temer que la información que demos a nuestros hijos e hijas pueda ser contraproducente. Además, si no lo hacemos nosotros, otros lo harán, y mejor tener el control sobre esto, ¿no crees?
Siempre que lo hagamos honestamente y con cariño, -como no puede ser de otra manera- no habrá ningún efecto negativo. Además, convendría tener en cuenta que hay chicos y chicas que comienza a tener relaciones sexuales en torno a los 13 años e incluso antes. Afirmo que: No pasa nada por adelantarse. Lo hacemos con casi todas las cosas de la vida de nuestros hijos e hijas.
Por consiguiente, en algún momento tendrán que hablar de “la primera vez” con sus hijos e hijas y sugerirles algunas recomendaciones específicas.
¿Por qué no? Así lo hacemos con la mayoría de las cosas: les formamos para que, de adultos, tengan una vida de más calidad, con mayor bienestar, evitando riesgos. Y les damos consejos permanentemente.
En la calle e internet tienen demasiada información sobre el sexo sin ningún control sobre ella
Así pues, sugerimos el siguiente texto, como un posible guion de dialogo con nuestros hijos/as para hablar de “la primera relación sexual”.
Preferimos el dialogo que un texto leído, aunque la situación en cada hogar permita algún cambio, por ejemplo, dárselo por escrito con el compromiso de hablar posteriormente de su contenido. Tal vez en algunas familias la madre pueda empatizar mejor con la hija y el padre con el hijo, si bien nosotros pensamos que la visión del otro sexo es igualmente muy recomendable.
Debe quedar claro que no se trata de una intervención aislada, sino dentro del conjunto de la educación sexual familiar. También puede hacerse en el centro educativo.
«No tengáis prisa. Ni por tener un coito antes que los demás, ni hacerlo el primer día. Tenéis todo el tiempo del mundo para disfrutar de vuestra sexualidad. Desde la experiencia, muchas personas prefieren una relación gratificante que dos o tres deprisa y corriendo y de malas maneras. No te creas en ningún momento que el alcohol o el consumo de drogas aumenta el placer.
Sería deseable que ambos os pongáis de acuerdo, buscando por lo menos un par de horas libres los días que queréis estar juntos, en un lugar adecuado. Absolutamente en todo lo que hagáis debéis estar de acuerdo. El consentimiento es un requisito imprescindible. Es necesario procurar la máxima intimidad, que nadie os moleste y que la habitación tenga una temperatura agradable. Además, si ambos contribuís a crear un ambiente erótico y relajado la experiencia puede ser más divertida. También será más placentera si lo que hacéis es mutuamente deseado, respetando las preferencias sexuales y ambos os comprometéis en la mutua satisfacción.
Tratar de hacer el amor como si estuvierais aprendiendo a jugar, a disfrutar, a investigar con vuestros cuerpos, acariciar una y mil veces cada centímetro de vuestra piel, a comunicaros vuestros afectos, deseos y sentimientos amorosos con vuestras manos o vuestra lengua. Todo ello puede ser igual o más gratificante que el coito y no tiene ningún riesgo.
El bienestar, el disfrute saludable requiere tiempo. Tiempo para seducir, desear y explorar las enormes capacidades y posibilidades de nuestro cuerpo, con sus infinitos matices y cambios. Tiempo para el goce.
Antes de nada, convendría hablar, sobre todo para ponerse de acuerdo, en lo que vale y en lo que no vale. En lo que gusta o no. Nadie, jamás, debe imponer nada a la otra persona. Todo lo que se haga debe ser aceptado por ambos. El respeto y la honestidad son valores esenciales en la vida sexual.
Ya más en concreto, la relación sexual puede comenzar por una agradable ducha. La higiene corporal no solo permite que la relación sea más agradable, sino que permite caricias sexuales más novedosas.
Después de la ducha o incluso durante ella: caricias. Muchas caricias. Inventa. Innova. Imagina. Intercambiar papeles, primero uno/a da placer y el/la otro/a lo recibe. Luego al revés. La mitad del tiempo uno/a puede ser algo más activa/o y la otra mitad se cambia.
Cuando uno/a acaricia a el/la otro/a, se olvida de todo excepto de disfrutar del masaje tierno y amoroso, de los besos con afecto y delicadeza, de los abrazos dulces y suaves, concentrándose en las propias sensaciones. Descubriendo los sentimientos y emociones que las manos y las caricias producen constantemente, a través de las infinitas terminaciones nerviosas que hay toda nuestra piel, mientras se dicen cosas amorosas o atrevidas. A muchas mujeres esto suele gustarles más que la penetración genital. En cualquier caso, lo importante es dejarse llevar, sentir y gozar de las sensaciones de todo el cuerpo.
Luego el/la que ha recibido caricias y afecto, es el que da. Y el/la que dio antes, ahora recibe. Solo hay que acariciarse y dejarse llevar. Abandonarse es la clave para disfrutar del afecto y de la sexualidad. Esto es muy placentero y no tiene absolutamente ningún riesgo. Por tanto, dos personas pueden disfrutar de su sexualidad, de sus cuerpos y de sus emociones y sentimientos sin arriesgar su salud o hipotecar su futuro.»
Cuando la decisión es libre, consentida, compartida y además hay afecto y amor en la pareja, la experiencia es generalmente muy positiva.
Esto es perfectamente compatible con la pasión y el deseo, pero lo que ahora nos gustaría destacar es que se puede disfrutar, igual o más, acariciándose, tocándose, besándose,…en lugar del coito y, además, sin riesgos.
¿Y si ambos desean el coito?
En este caso, es necesario utilizar el preservativo en cada relación. Es absolutamente obligatorio en relaciones esporádicas, con personas desconocidas, no solo para prevenir un embarazo no deseado, sino para evitar un contagio de una infección sexual o del SIDA.
Hay que acostumbrarse a utilizar el condón y colocárselo antes de cualquier penetración. No hay que arriesgarse. Luego es más difícil volver atrás. Ni siquiera introducir la puntita del pene. Debe colocarse cuando el pene esté en erección. Ponerse el preservativo, que lo puede hacer él o ella, puede convertirse en un elemento excitante y divertido.
Autor: José Luis García, Dr. en Psicología especialista en Sexología
José Luis García es autor de libro “ Sexo, poder, religión y política”.
Experto en educación afectivo – sexual, y escritor.
Para más información sobre su trabajo educativo, visita su web.
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José Luis García, es un reconocido experto en el ámbito de la educación sexual en España e Iberoamérica. Ha publicado 14 libros y varios centenares de artículos y trabajos en su especialidad.