EDUCACIÓN AFECTIVO-SEXUAL: Implicaciones sexuales y políticas

EDUCACION SEXUAL: IMPLICACIONES SOCIALES

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Intereses socio-políticos al rededor de la educación sexual

Algunos lectores de esta sección sobre educación sexual, nos han sugerido abordar las implicaciones políticas y religiosas sobre la educación sexual y, más en concreto, nos piden hablar del “conflicto y visión fundamentalista y reproductiva que partidos políticos y religiones pretenden imponer con su programa, y cómo ha afectado y afecta en la educación nuestra y de nuestros hijos”.

Hoy nos aproximaremos brevemente a esta cuestión.

Autor: José Luis García. Psicólogo especialista en sexología y escritor.

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La indivisible relación ‘poder – sexo’

Es sabido que el poder político y religioso han estado permanentemente interesados por el sexo, tratando de influir en él de muchos modos y maneras a través de los siglos. Habrá pocas actividades humanas que generen tanto interés y, también, tanta controversia como los aspectos referidos al sexo y a la educación sexual.

¿Por qué será? ¿Qué intereses hay de por medio?

¿Por qué una educación sexual profesional y científica, en todos los niveles de enseñanza no está normalizada en nuestro país, por ejemplo?

¿Por qué el sexo, que le interesa a casi todo el mundo -y dado que es, a no dudar, una cuestión de salud- está ausente en los programas educativos desde la educación primaria? 

¿Por qué abandonamos a niños y niñas, a los jóvenes, a que se busquen la vida, en Internet y que consuman pornografía como una fuente de información sexual relevante? …

Seguramente, amable lector/a,  tendrás alguna interesante respuesta para estas preguntas. Pues bien, allá vamos, a sabiendas que nos metemos en un jardín no exento de polémica.

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Los poderes establecidos, la censura y el control de la sexualidad

A mi juicio, los poderes establecidos (religión, política, judicatura…) han ido de la mano en la censura y el control de todo lo relacionado con la sexualidad.

Durante siglos han constituido un tándem muy poderoso y eficiente. Más en concreto, refiriéndonos a nuestra cultura occidental, podría decirse que el poder religioso ha tenido un interés omnipresente en esta área desde su propio origen 

Resulta cuando menos curioso constatar que, en otras culturas y en diferentes momentos históricos, este tipo de instituciones también han permanecido vigilantes en lo que concierne a las conductas y actitudes sexuales de las/os ciudadanas/os, utilizando cuando menos dos sofisticados recursos: el miedo y la culpa. Y no pocas veces el castigo.

La manipulación ideológica a través del sexo

Por consiguiente, a lo largo de la historia el poder ha instrumentalizado el sexo, utilizándolo frecuentemente con fines ideológicos y de control psicológico y social.

Un arma que se ha usado antes y que se sigue usando ahora, aunque en menor medida, porque su influencia directa es algo menor, si bien está parapetado detrás de los partidos políticos conservadores que siguen defendiendo esos mismos valores tradicionales.

Las posiciones ideológicas conservadoras han estado, permanentemente, ejerciendo una dura oposición a cualquier avance en esta área: divorcio, aborto, anticoncepción, homosexualidad, feminismo…etc. Y no han tenido más remedio que echarse atrás, cuando los avances democráticos y sociales se han ido imponiendo.

En las sociedades occidentales parece que están perdiendo, una tras otra, estas batallas, si bien, siguen detentando importantes cuotas de poder en aquellos países en vías de desarrollo.

Paradójicamente, muchos de los actores que detentaban el poder han estado implicados, por acción u omisión, en miles de casos de abusos sexuales en todo el mundo, abusos que siempre ha tratado de ocultar y no reconocer.

En definitiva, el poder y el sexo siempre han ido de la mano.

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En un reciente libro (Sexo, poder, religión y politica) abordamos justamente estas cuestiones, desde la perspectiva del poder político y religioso, del poder judicial o del poder de los medios de comunicación que, con no poca frecuencia, toman posiciones explícitas y sin ningún pudor sobre, por ejemplo, el aborto y la educación sexual, poniendo en cuestión su bandera de la independencia.

Consiguientemente, afirmamos que el poder y el sexo son dos grandes aspiraciones de la mayoría de los seres humanos que anhelan tener más sexo y tener más poder que el que tienen. Cada cual con sus necesidades y circunstancias. En cuanto hay más de dos personas, ya se establecen relaciones de poder.

Nuestra experiencia en terapia de parejas nos permite corroborar esta afirmación.

De ahí que, el afán de conseguirlo, parecer ser una importante motivación de muchas de las conductas de mujeres y hombres. Por el poder y el sexo hay algunas personas que son capaces de involucrarse en las bajezas más impensables y sorprendentes.

Existen centenares de casos publicados en todo el mundo, acerca de personalidades públicos que se han visto involucrados en un affaire sexual. Y la pregunta consiguiente: Si tenía de todo, ¿por qué tuvo que implicarse en una relación sexual extra matrimonial?

Por el sexo. Por el deseo sexual.

sexting entre adolescentes

La hipocresía y doble moral de los poderosos

Aunque es verdad que, también a menudo, esos mismos personajes públicos se habían manifestado en contra de eso en lo que les habían pillado, abanderando toda suerte de integridad moral, y proponiéndose como un ejemplo para la ciudadanía. Sin embargo, esa misma ciudadanía no suele tolerar la hipocresía.

Estamos hablando de dos comportamientos que atraen sobremanera, que provocan placer y satisfacción, que pueden generar adicción -ya que están implicadas estructuras y sustancias cerebrales- y que tratan de perpetuarse, en la medida en que se convierten en no pocos privilegios.

Añadiríamos una cosa más para el poder: con frecuencia, transforman a las personas que lo detentan.

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En general podría decirse que los grupos ideológicos de todo el espectro político desde la ultraderecha a la ultraizquierda, se han confrontado sistemáticamente con la educación sexual, utilizándola como un arma arrojadiza, y de control social.

No nos cabe ninguna duda de que cada uno de ellos defiende su modelo y propugna un tipo de educación sexual. Puede que incluso utilicen el mismo término.

A menudo la izquierda, con no mucho convencimiento, ha reivindicado un modelo más científico y la derecha un modelo más ideológico-religioso, empeñándose en hacer todo lo posible para boicotear las escasas iniciativas que se han planteado en nuestro país.

Y al final, entre unos y otros “la casa sin barrer”, dejando las cosas como están o lo que es lo mismo: que cada cual se las apañe como pueda, a través de internet, los amigos/as y la propia experiencia.

Las personas cuanto más libres, más críticas

Esta polarización política e ideológica, que se manifiesta también en el ámbito social y económico, está en el fondo de todo este asunto, de toda esta pelea.

Los poderosos, con su poder y sus privilegios de diferente naturaleza, no están dispuestos a perderlos ni compartirlos y luchan denodadamente contra los cambios que pudieran posibilitar no solo perder esas prerrogativas, sino también una mayor libertad de las personas y un mayor poder de influencia.

Las personas más libres son más críticas, y soportan menos las imposiciones y las injusticias.

En mi opinión, se trataría de una cuestión de poder y privilegios. Y de libertad. Y de derechos sexuales. Nada nuevo bajo el sol.

Los avances sociales no han sido gratis, siempre se han hecho a remolque de los que detentan el poder y con su oposición sistemática.

Hemos dicho repetidas veces que hay que sacar la educación sexual del debate de los partidos políticos, porque es una cuestión de salud. Aquello de “dar al Cesar lo que es del Cesar”, podría traerse a colación, al afirmar que los políticos tienen la obligación de ofrecer los recursos más adecuados (legales, económicos y de personal) que permitan garantizar que todos los niños, todas las niñas y la juventud, reciban unos programas científicos y profesionales, por docentes bien cualificados y con una sensibilidad especial, a lo largo de todo el proceso educativo. Y punto.

Embarrarse en la polémica  lo único que está consiguiendo es que estos chicos y chicas, tanto de familias de izquierdas como de derechas, conozcan la sexualidad a través de internet y de películas pornográficas, una parte importante de los asuntos que conciernen al sexo y que tanto les interesan.

Esta es la única alternativa que les dejamos.

Esto tiene y tendrá unas consecuencias en sus valores y en su salud sexual y reproductiva de las que, tal vez, nos lamentaremos cuando ya sea demasiado tarde. No sé cómo algunas personas se sorprenden de que las manadas y las agresiones sexuales, por ejemplo, proliferen de manera alarmante.

¿Qué esperábamos con la educación afectivo-sexual que están recibiendo nuestros hijos e hijas?

AutorJosé Luis García, – Dr. en Psicología, especialista en Sexología

SerieEducación Sexual para Gaptain   Artículo: EDUCACION SEXUAL: Implicaciones sociales y políticas

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Acerca de Jose Luis
Psicólogo clínico del Gobierno de Navarra

Experto en educación afectivo – sexual, y escritor.

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